La hamburguesita no era muy grande, pero sí suficiente y tuve el pretexto ideal para empinarme un litro de Coca-Cola Light (lástima que yo prefiera Pepsi). Lo más rescatable de esta experiencia es que respetaron su promesa, y que son buenos marketeros, pues con un poquito más de coco nos daríamos cuenta de que pagando $10 más podríamos comernos unas french fries y una hamburguesa mucho más grande.
No sé ustedes, pero este tipo de cosas hacen que el mundial valga la pena. Para reflexionar, un dato: se calcula que el día del partido México vs. Francia, la afluencia a restaurantes de comida rápida aumentó en casi un 30%. Les dejo esta promo.