
Últimamente han salido a la luz noticias como “lo despidieron por algo que publicó en Facebook”, “lo atraparon por una foto que subió…”. Y, en efecto, se dice que el 85% de los empleadores en Estados Unidos (cifra por corroborar) buscan tus perfiles en línea para saber qué cosas no les estás diciendo en las entrevistas. Personalmente les relataré lo que me pasó esta mañana:
Al entrar a Facebook como de costumbre y checar las novedades, hallé algunos comentarios no muy alentadores sobre un proyecto escolar que estoy gestionando, hechos por alguien inconforme con cierta decisión que tomé. Por supuesto que haré caso a la retroalimentación, pero lo que me llamó la atención es que ¡esta personita no tenía la intención de que yo leyera los comentarios! Incluso se tomó la molestia de comprobar que no nos hubiéramos agregado como “amigos”.
¿Por qué les cuento esto? No soy empleadora, pero si es tan sencillo encontrarse este tipo de cosas sin investigar más, ¿qué pasará el día en que alguien tenga la intención específica de investigarnos?
La moraleja: Cuida mucho lo que subas a tus redes sociales (“Ojos que no ven, Facebook que te lo cuenta”) o, mínimo, aprende a usar los filtros de privacidad.